Cada día que pasa nos damos cuenta de la importancia y la necesidad que como seres humanos tenemos de vivir rodeados de naturaleza.
Vivimos muchas veces en un ritmo de vida frenético, estresante y acelerada. Con un sin fin de estímulos que nos hacen desconectar y nos alejan de nuestros auténticos propósitos vitales.
Poco a poco las sociedades están despertando y se están dando cuenta de lo antinatural y agotador que es vivir de esta manera.
Nos damos cuenta que cuando pasamos un tiempo rodeados de naturaleza entramos en un estado de relajación, euforia, armonía, bienestar, alegría… que nos permite volver a conectarnos con nuestra esencia más humana.
Entramos en un estado de claridad mental y conexión espiritual que nos hace sentir realizados y conectados con el aquí y el ahora. Somos conscientes de lo que realmente queremos y nos hace caminar por nuestros caminos de una manera más natural y sana.
Porque vivir en contacto con la naturaleza es sanador para el cuerpo, mente y alma y a su vez nos ayuda a seguir caminando más ligeros de equipaje (sobre todo mental).
Por más que el mundo y las sociedades evolucionen no nos podemos olvidar que el ser humano necesita la tierra tanto como necesitamos el aire para respirar. No solamente para sentirnos en paz y en armonía sino que también para poder vivir.