«Mi nombre es Fran, cumplí 40 años camino de Tanzania y ha sido el mejor regalo que uno pueda vivir.
Ha sido la primera vez que decidí probar otra forma de viajar y sobre todo viajar intentando conocer, descubrir y sobre todo ayudar a otras personas menos favorecidas que nosotros. La experiencia ha sido única. Creo que jamás podré volver a vivir algo así.
Desde el primer momento fuimos acogidos con los brazos abiertos en cada uno de los proyectos que fuimos visitando. La amabilidad del pueblo Tanzano ha sido increíble. En todo momento nos han sonreído, nos han dado la mano y por supuesto nos han abierto sus vidas. Contándonos sus historias y haciendonos participes de ella.
La experiencia ha sido muy enriquecedora, me han hecho ver que vale más una sonrisa, un hola o un abrazo que todo lo que tenemos y poseemos en nuestras sociedad. Se descubre que todavía existe la humanidad, aquella que ayuda al que más lo necesita a pesar de no tener nada, aquella que cuida al más vulnerable aún sin tener medios.
Después de haber pasado todo este tiempo con ellos me hicieron ver que no se necesita tanto para ser feliz.
Mil gracias a todos los que nos acogieron. Mil gracias a l@s compañeros que compartieron esta experiencia conmigo, que me acogieron y que formamos una bonita familia.
Asante sana Isaak, en todo momento atento y preocupado, ayudando y aconsejando, nos mostró todo lo que él ha vivido y nos presentó a toda su familia de allí.
Podría seguir y esto no terminaría nunca…. pero es mejor vivirlo y descubrir todas y cada una de las emociones que hemos vivido.
Por cierto los idiomas no son barrera, las barreras somos las personas.
Me encantaría repetirlo, volver o descubrir más experiencias, pero con la filosofía tanzana … pole pole. «